sábado, 21 de julio de 2012

Pastor de tu rebaño



Cuando niño soñé contigo,
estaba en un desierto,
tenía sed y no era de agua,
era más bien de sangre.

Caminé sin rumbo, sin encontrar consuelo,
de pronto miré el cielo,
del cenit una estrella brillante llegó a mí,
sus destellos batallaron en mis ojos.
No sé qué pasó, caí en éxtasis,
una legión de ángeles rodeaba mi cuerpo, uno de ellos, de voz musical y alas enormes dijo:
Sólo en mi hay paz, sólo en mi hay vida, sígueme…

Desde entonces orientas mis pasos, desde entonces calmas mi sed,
del mar de muerte pasé al mar de la vida,
soy manso cordero, sigo al Pastor.

Soy oveja de tu rebaño,
oh mi buen Jesús,
cuánto añoro estar en el Paraíso ,
cuanto añoro descansar,
descansar en tu descanso.



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