Siento tu nombre taladrando
mi desconsolado corazón,
tu recuerdo hace hervir mi sangre,
sangre envenenada con la hiel de tu nombre.
Traición hecha mujer,
maldición hecha reina,
veneno que entra en mi alma,
como puñal ponzoñoso te clavaste en mi cien.
Quiero saltar al vacío infinito,
donde aún no estás,
más quisiera que llegues primero,
para ver tu carne arder en el fuego,
fuego que un día provocaste,
y desde entonces vivo en el infierno
que lleva tu nombre.
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