Hita María
Al saber de tu existencia,
rebozó mi corazón de gozo.
Sé que debo hacer de dos un jardín de flores,
de esos que florecen al amanecer,
y aún en la noche destilan por el aire su aroma
y se transforman en fruto de mil sabores.
Hita, llevas el nombre de mi madre,
porque junto con tu madre formas el ramillete de mis amores.
Niña hermosa, cómo no amarte si eres néctar de mi alma,
cómo no amarte si estremeces con tu vida todo mi ser,
cómo no amarte, si tu vida es y será siempre umbral de mi vivir.
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